Héctor Tuy and colleagues from Guatemala present their environmental accounts to interim Deputy National Statistician of the Philippine Statistics Authority, Romeo Recide, at the closing ceremony of the WAVES Knowledge Exchange Workshop on Ecosystem Accou

 
En 2003, Guatemala se convirtió en uno de los primeros países del mundo en elaborar cuentas de ecosistemas de todo el país. Este año, la Alianza Mundial para la Contabilidad de la Riqueza y la Valoración de los Servicios de los Ecosistemas (WAVES) está apoyando la actualización de las cuentas existentes.
 
Esta vez, el proceso involucrará a dos instituciones gubernamentales, aparte del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA): el Instituto Nacional de Bosques (INAB) y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), que lidera el proyecto.
 
En 2003, el análisis del uso de tierras y ecosistemas desde 1991 hasta 2003, de IARNA, utilizando el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económico (SCAE), permitió una comprensión inicial del valor y de cómo los cambios en los ecosistemas de los bosques afectan la economía y viceversa.
 
Según Héctor Tuy, Investigador del IARNA, "Las cuentas de los ecosistemas incluirán las cuentas de capital natural como el agua, las emisiones y residuos, pesca, bosques y agricultura; pero esta vez, el trabajo no remunerado, como el trabajo no pagado en los hogares, y las cuentas de género serán añadidas, para así proporcionar una visión integral de la contribución que los ecosistemas hacen a la economía local."
 
La participación adicional de las dos instituciones gubernamentales facilitará el proceso de institucionalizar la contabilidad del capital natural en gobiernos locales. La alianza de WAVES está capacitando a un grupo de expertos gubernamentales, para que ellos puedan construir cuentas y estandarizar la forma en la que las estadísticas se recolectan y se presentan.
 
"El proceso de capacitación ya se está llevando a cabo, marcando así, el comienzo oficial de una nueva serie de cuentas de ecosistemas en Guatemala," dijo Juan Pablo Castañeda, economista ambiental de WAVES.
 
Tres delegados de Guatemala participaron en el Taller de Intercambio de Conocimientos sobre Contabilidad de Ecosistemas, celebrado en Manila, Filipinas en febrero de 2015, diseñado para mejorar los conocimientos y las habilidades en las herramientas de contabilidad ambiental.
 
El taller de Manila proporcionó una valiosa oportunidad para aprender sobre las diferentes experiencias a nivel mundial sobre contabilidad de ecosistemas.
 
Para Gabriela López, del INAB, su participación le permitió aprender los conceptos fundamentales de la contabilidad del capital natural "lo que es un paso muy importante para el equipo involucrado en el proyecto." Y políticamente, ella también comprende que esto es "clave para identificar a las partes interesadas que pueden ayudar a desarrollar y a institucionalizar las cuentas, así como también a los grupos que pueden obstruir el proceso."
 
Cuentas de Ecosistemas en Guatemala
 
La contabilidad de ecosistemas es relativamente nueva y tiene como objetivo integrar la información biofísica de los ecosistemas, darle seguimiento a la forma en la que cambian con el tiempo, y vincular estos cambios a las actividades socioeconómicas de un país.
 
Guatemala es un país "mega-diverso" debido a la riqueza de su fauna, vegetación, hábitats y ecosistemas. En 2003, IARNA analizó el uso de la tierra en 14 eco-regiones del país, particularmente su cobertura forestal para el periodo de 1991-2003.
 
Los datos mostraron que para el 2003, el 75 por ciento de las eco-regiones (nueve de cada doce, que podrían ser evaluadas) no tenían las condiciones biofísicas mínimas para garantizar la sostenibilidad para sus procesos, funciones y servicios de ecosistemas.
 
De 1991 a 2003 Guatemala tenía una de las tasas más altas de deforestación en el mundo (1.4 por ciento al año) y algunas eco-regiones mostraron deforestación crítica.
 
El análisis también mostró que hasta el 2001, el bosque cubría el 39 por ciento del país: donde 2.4 millones de hectáreas (equivalente al 22 por ciento de todo el territorio) era bosque denso y 1.45 millones de hectáreas eran bosques fragmentados de más de 50,000 hectáreas.
 
De datos a la acción política
 
Las cuentas de ecosistemas y bosques desencadenaron un proceso político para abordar los retos que estas cuentas resaltaban.
 
Con las cuentas mostrando que el 95 por ciento de las extracciones de bosques eran no controladas, INAB obtuvo un incremento del 20 por ciento en su presupuesto y comenzó a replantear su naturaleza, misión y objetivos.
 
Estos datos también promovieron el cabildeo político, que ha llevado a la proposición de la ley PROBOSQUE para prevenir la tala de árboles no controlada.